Brasil


Brasil lo he encontrado un país interesante. Su clima tropical proporciona un paisaje mucho más salvaje y exótico que el resto de Sudamérica. Grandes extensiones cubiertas por una frondosa vegetación que se prolonga casi hasta el interior de las ciudades, donde la gente disfruta de grandes zonas ajardinadas. Las agradables temperaturas que se dan permiten que sus habitantes hagan parte de sus labores diarias al aire libre. En las zonas más pobres, marginales o rurales es normal ver como la vida se desarrolla prácticamente en la calle. Y todos ellos se reúnen frente al televisor. 



Me sorprendieron los altos precios en todo el país, lejos de lo que uno espera viniendo de países como Perú y Bolivia. El coste de los servicios mínimos como el autobús y elementos públicos es superior en algunos casos al de Barcelona. Y en muchos casos acabas pagando de forma desproporcionada en relación a los servicios que recibes. La extrema pobreza que sufre parte del país no se ve reflejada en los precios y cualquier tipo de viaje o entretenimiento esta destinado para la clase alta. Para que me entendáis, en 10 días de viaje pague en billetes de autobús lo que en un mes y medio para vivir en Perú y Bolivia.


Por otro lado hay que decir que es un país interesantísimo por la mezcla cultural que posee fruto de la convivencia entre los nativos y las colonias europeas que invadieron la zona con esclavos africanos. Las ciudades del sureste son los grandes motores del país y los rasgos de influencia europea son evidentes, mientras que el Noreste del país posees unos evidentes rasgos africanos. Es una maravilla perderse por el centro del Salvador o el barrio del Peleurinho, visitar la impresionante urografía de Rio, desconectar de la sociedad en los pueblecitos de las playas del norte o exprimir la agotadora Sao Paulo, la ciudad por excelencia.


Muchas de las ciudades están en pleno desarrollo para acoger el Mundial o las Olimpiadas y da la sensación de que muchas cosas están pasando. Hay grandes zonas en construcción y según parece hay mucho trabajo pero los visados se auguran imposibles.

Brasilia

Es una ciudad que se visita en tan solo dos días. Sus precios y su mal planteamiento urbanístico no dan más que para visitar esta ciudad por un corto periodo. El uso del coche es obligatorio ya que la ciudad esta compuesta por sectores y cada uno de ellos, recoge una actividad. El hotelero, el comercial, los ministerios, el residencial… en las calles pues hay muy poca vida y todo se resume a los centros comerciales y al Eixo Monumental donde se encuentran los edificios de Niemeyer. 



Días de Carnaval

Seguramente carnaval no es el mejor momento para visitar Rio de Janeiro pero aún y así las impresiones son buenísimas. El enclave de la ciudad es de ensueño, entre todas esas montañas, y funciona bien ya que ha sabido adaptarse a ellas. 

Durante carnaval es una ciudad muy activa y siempre hay cosas nuevas que hacer o visitar. Cada barrio tiene por lo menos una fiesta por día que se conoce por “bloco”, ya puede ser el ensayo de una escuela de Samba o de una orquesta. Estas pueden actuar a lo largo de la semana en diferentes barrios cada día y a diferentes horas, por lo que te has de informar de cuales son lo mejores “blocos”. Los brasileños preparan una fantasía (disfraz) para cada día de la semana. Y acuden disfrazados a estos improvisados espectáculos callejeros. No hace falta decir que la samba y las cervezas están garantizadas… Así pues puede transcurrir un día de carnaval. Bebiendo de bloco en bloco y cambiando de barrio hasta el anochecer, donde mucha gente se va a dormir. Los más juerguistas sin embargo acuden al multitudinario barrio de Lapa, cerca de sus grandes arcos. Cuesta abrirse paso entre las abarrotadas calles y los carteristas están a la orden del día.


Obviamente durante una semana hay tiempo suficiente para planear un día alternativo y visitar la otra cara de Rio. 

Estuve alojado en el Barrio de Botafogo, en casa de Kim Civit que comparte piso con Marta Torres (una estudiante de arquitectura de Madrid), frente al Pao da Sucar y bajo el Cristo Redentor y la Favela de Santa Marta (donde Michel Jackson rodo el famoso videoclip). Desde allí fuimos la primera tarde caminando hasta Ipanema para ver la puesta de sol sobre el Morro dos Enamorados y tomar las primeras cervecitas. Los primeros días pre carnaval antes de que llegase todo el batallón los utilizamos para visitar Niteroit donde esta el Museo de Niemayer y pasear en busca de arquitectura. Por desgracia la escalera de Selaron estaba tan abarrotada de gente que no se podía apreciar.







También disfrutamos de un increíble churrasco al que fuimos invitados por Quico e Iñigo en una antigua casa en el barrio de Santa Teresa con el jardín diseñado por Burle Marx. En su interior una gran reunión de estudiantes de arquitectura y arquitectos que estaban trabajando por Brasil. La carne no paraba de salir del asador y la comida se extendió hasta la noche con agradable conversaciones. Obviamente alguna de ellas muy ampliamente arquitectónica.


Esa noche llego Andreu Texido con Karim, Andres y Lea que estaban visitando a Andreu en Sao Paulo. Para tomar un poco de contacto fuimos a Lapa a bailar samba donde a las primeras de cambio a mi me levantaron 70 Reales.

El primer día de autentico Bloco fue el sábado cuando fuimos al Santa Teresa donde había quedado con Ernesto, un amigo de San Sebastian que conocí en San Francisco. Así es un bloco:




Por la tarde y de camino a la playa de Ipanema nos cruzamos con dos tipos que cargaban una fantasía para desfilar en el Sambodromo. Allí es donde vimos la luz. Los “asaltamos” y obtuvimos la dirección de donde habían comprado la fantasía (comprarla implica pertenecer a una escuela de samba; y esa es la entrada para desfilar en el Sambodromo, algo que considerábamos una experiencia vital). Booom! Dimos con la tienda y arrasamos con los últimos siete disfraces que quedaban. La cosa nos fue como anillo al dedo. El desfile era el Domingo por la noche, nuestra gran cita. Así que dedicamos la tarde a relajarnos en Ipanema. Junto al “posto nº 9” era nuestra playa favorita.




El domingo por obligación teníamos que subir al Cristo. No podíamos no visitarlo así que aunque abarrotado de gente subimos a ver las vistas y hacer unas buenas risas con Jose (un compi de curro de Ernesto).

Todo era relax pre Sambodromo hasta que llego la hora de cenar. Allí es donde nos dimos cuenta que llegábamos tarde y de que la mitad de los disfraces que habíamos comprado eran talla XS. Tijera en mano cada uno hizo lo que pudo para embutirse en ese traje. El resultado era estilo torero, todo apretado. La casa era un nido de risas y emociones, todos estábamos encantados.


El Sambodromo

Entrando en el Sambodromo la gente te fotografía como si fueses una estrella. Te van parando por la calle para tomarse fotos contigo. Lo que no sabían era que no teníamos ni idea de Samba.


Para los brasileños es el evento del año, se lo toman como algo cultural; ¡les va la vida en ello! Si su escuela de samba se clasifica, vuelven a desfilar y si ganan se llevan un buen dinerito. Pero más que nada ellos lo hacen por lo que significa la samba para ellos.  Así pues ya os lo podéis imaginar, sentados en el suelo concentrados y bien calmados. Nosotros como buenos turistas cerveza en mano (las escondíamos en el sombrero que llevábamos) y a carcajada limpia hasta que nos pasaron a revisar los disfraces y nos pescaron. En primer lugar no mas birras y en segundo nos hicieron volver a vestir con disfraces más grandes. Fueron momentos de tensión y dudas.


Un petardo da el comienzo del desfile y poco a poco las diferentes secciones de la escuela de samba van entrando en la recta del Sambodromo.


A nosotros nos pidieron que nos quedáramos por el centro sin usar la cámara de fotos y haciendo ver que cantábamos la canción mientras movíamos las manos. Obviamente hicimos caso omiso visto que nuestra sección de la escuela era patética, no gozaba ni de una sola línea o fila recta. Rápidamente tomamos las primeras filas del desfile y cada vez que uno llegaba a la primera línea los de seguridad nos echaban hacia atrás. Pero bien visibles éramos por los huecos que dejábamos en medio del Sambodromo al parar a tomarnos fotos. La experiencia es indescriptible, es genial. 


Aquí un video donde tenéis que observar atentamente el minuto 54m.33s, todo un servidor a ritmo de Samba y luciendo una buena barba. 


Las Favelas

Para hacerlo un poco más autentico si cabe, el lunes después de un intenso dia de playa y de haber descansado bien, decidimos acudir a una fiesta en la favela Chacara do Ceu. Los taxis no quieren entrar en la favela por miedo de robo o perdida, con lo que te dejan en la entrada donde has de tomar una moto taxi para subir. Os podéis imaginar la cara pálida que se le quedo a más de uno tras recorrer todas aquellas calles oscuras en solitario. Una pasada la verdad, son autenticas.


La fiesta era muy turística así que no entramos. De vuelta a casa, aun en la favela, nos topamos con una fiesta de carnaval que tenían montada en la azotea de una barraca. Fuimos invitados a entrar y ni cortos ni perezosos aceptamos la oferta. La noche fue sensacional, muy autentica. Obviamente fuimos el alma de la fiesta. Nosotros pusimos la locura y ellos el ritmo. No hicieron bailar toda la noche a ritmo de funcky, la música que se escucha en los barrios pobres de Rio.


Como colofón y antes de partir hacia el Nordeste, Kim y yo visitamos la favela de la Roccinha, la favela mas grande de Rio que posee hasta un Mc Donall’s. Es la última favela que ha sido pacificada ya que a finales de noviembre el ejército y la policía entraron con tanques para poner control sobre ella. 


Esta vez tomamos un guía que nos la enseño. Tomamos una moto taxi para subir hasta arriba y bajamos a pie. La ruta nos llevo hasta la casa del guía donde pudimos incluso subir a la azotea para tener buenas vistas.


Es algo que no se puede describir. Su modo de autoconstrucción la hacen compleja y retorcida. Algo así como un pueblo donde cada edificio es un pueblo dentro del pueblo. Las “calles” pasan por debajo de los edificios e incluso en algunas ocasiones por dentro de las casas donde puedes ver a un lado y al otro la continuidad de la vivienda. Accedes a viviendas por medio de otras o utilizas un edificio para pasar a otro y salir por otra parte. En ningún momento podrías decir que cosa pertenece a quien. Parece que te encuentres dentro de la película de “Origen”.


El Norte

Por el Norte con Kim muy buena onda. Llegamos a Fortaleza que bajo nuestro punto de vista no vale un pimiento y rápidamente nos desplazamos a Jericocora. Un pueblo con un ambiente muy hippy en la costa. El lugar es inhóspito ya que esta separado por un parque natural con dunas de arena y para acceder al sitio has de tomar un bus 4x4 durante una hora. Las calles son de arena y todas las construcciones son en plan cabaña, con madera y techos de hojas secas.





El segundo día nos fuimos en buggy a visitar las “Lagoas” y las dunas. Un poco turistada pero a juzgar por las fotos, nos lo pasamos genial. Fue una excelente excursión.


Un ambiente muy de parejas y de kite-surfers por lo que decidimos abandonarlos tras tres magníficos días ya que no cumplíamos esos requisitos. Pusimos rumbo a Natal donde llegamos tras 18 horas de bus. Allí tomamos hora rumbo a Tibau du Sol donde un gran amigo (Chicho) nos presto su casa, teléfono brasileño con todos sus contctos y buggy. No hay que decir mucho más… vivimos tres días a cuerpo de rey.


Yo creo que no nos cansaremos de agradecérselo.





En grandes líneas se puede destacar la divertida excursión en buggy que hicimos por la playa hasta Bucios, los baños en la perfecta Praia dos Amores, el boddy surfing con delfines en la Praia do Madeiro y el atracón de crepes y caipis que no metimos en “la crepería” de Tibau, viendo la puesta de sol. 





Un paraíso frente a las veintitantas horas de bus que nos separaban de El Salvador. Una de las localidades con más rasgos africanos del Norte de Brasil y desde donde partía nuestro vuelo de vuelta.


En el centro de El Salvador esta el barrio del Peleurinho, una autentica joya para la vista donde es obligatorio caminar y perderse por las pequeñas callejuelas. Sus calles empedradas reflejan el desgaste del paso del tiempo y sus edificios de colores recuerdan épocas coloniales. Los habitantes de origen africano aportan un ambiente especial y por las noches la fusión entre los ritmos africanos y brasileños hacen que uno baile aunque no quiera. Aquí también rodo parte de su videoclip Michael Jackson.


La anécdota de la vuelta fue que por el camino perdimos una hora. En el vuelo de ida habíamos cambiado el reloj y en el de vuelta no. Tras unas horas de atrapada mental nos comunicaron que en el sur se había cambiado la hora. 

Al llegar a casa de Kim tuvimos el tiempo necesario para hacer mi maleta cenar algo rápido y liar a Marta e Iñigo para que se vinieran a Sao Paolo con nosotros. (No fue muy difícil ponerles los dientes largos y tentarlos a venir).

Sao Paulo

La macro urbe y ciudad por excelencia en Brasil. Su ritmo es agotador, sobre todo si combinas las visitas turísticas y arquitectónicas con las fiestas de estudiantes. De cinco a siete es hora punta y la ciudad se colapsa en todos sus sentidos. Resulta casi imposible tomar un metro a esa hora, hay miles de personas. Para poder salir hay unos andenes especiales para bajar del tren ya que el anden de subida es una autentica pared humana.

Fuimos bien acogidos en casa de Andreu Teixido que vive en un condominio con piscinas, salas de billar, pista de futbol, gimnasio… 

Fueron cuatro días bien divertidos donde mantuvimos unos buenos y extensos debates con sus compañeros de piso Marc y Jorge. Y nos pegamos alguna que otra juerga.




Su arquitectura es una pasada, hace las delicias de cualquier arquitecto. Pronto subiré las fotos a la sección de Arquitectura. El Cesc Pompeia de Lina Bobardi, la casa de Butanta y el museo de la escultura de Mendes da Rocha entre mis favoritos.